El departamento de educación del Gobierno de Aragón ha dado luz verde al cambio de nombre del centro, que desde este curso es independiente, vista la propuesta del Consejo Escolar y del propio Ayuntamiento de Mequinenza

El Boletín Oficial de Aragón publicaba el pasado 25 de febrero la resolución de la dirección general de planificación y formación profesional del departamento de educación del Gobierno de Aragón con el cambio de denominación del Instituto de Educación Secundaria de la localidad, que desde este curso es independiente, y que pasa a llamarse “Joaquín Torres”.
Se trata de un reconocimiento a este ilustre mequinenzano, hijo predilecto de la localidad, que hizo fortuna en américa latina en el mundo editorial y que puso en marcha las becas a estudiantes universitarios de la localidad natal, que llevan su nombre, para ayudarles económicamente en sus estudios superiores. Estas becas alcanzarán su edición número 26 este año y han repartido, en sus 25 años de historia, más de 600 ayudas por valor de 750.000 euros a través de la Fundación Joaquín Torres.
En diciembre de 2018 se inició el proceso del cambio de nombre gracias a un acuerdo por unanimidad alcanzado en sesión plenaria del Ayuntamiento de Mequinenza por el que se solicitaba al Consejo Escolar del Centro valorara la petición y la ratificara para su posterior traslado y aprobación definitiva por la dirección general de planificación y formación profesional.
Joaquín Torres Arbiol
Joaquín Torres Arbiol es el emigrante ultramarino más notable y generoso del “Poble”. Nació en Mequinenza el 8 de junio de 1901, este filantrópico mequinenzano dejó su villa natal a los 21 años para hacer el servicio militar en Madrid. Allí y como producto de una serie de casualidades acabó entrando a trabajar en la editorial Espasa, la futura y potente Espasa Calpe.
Tan relevante debió de ser su desempeño en la empresa que poco después, en 1926, la editorial le envió a Buenos Aires al objeto de crear una filial o delegación en la capital de Argentina. Compatibilizó su trabajo además, como comercial de otras editoriales españolas como Seix Barral y Cervantes. Se dedicó a detectar ediciones clandestinas, fraudulentas, sobre todo las venidas de Chile, así advertía a editoriales y librerías para impedir su adquisición, luchando así contra la piratería. En el año 1931 se convirtió en propietario de la editorial Juventud Argentina.